martes, 7 de mayo de 2013

Primer capítulo.

Bueno, he aquí el primer capítulo de mi pequeño libro :)





Volvió a observar su mano, ansiosa, como si así fuese a lograr que el tiempo pasara mas rápido. Sonrió. Recordaba el primer día, cuando el número tenia 3 cifras. Ahora solo dos. Lo había soñado todo el curso. Y ya llegaba. El verano. Por fin.
  • Cristina... - Dijo su compañera golpeándole el brazo
  • Dime Dia – Susurró
  • Cuando había dicho que era el examen?- Preguntó
  • Aún no lo ha dicho...-
  • Ah...-
  • Señoritas, estaría bien que prestasen un poco de atención si no desean volver a verme en verano- Dijo el profesor.
  • Eh, si perdone...- dijo Cristina – creame que lo que menos me apetece es volver a verle... - susurró mas bajo.
Diana sonrió y bajó la mirada hacia sus apuntes, o mas bien, hacia su hoja en blanco.
  • Oye después me pasas todo eso que está diciendo no? - preguntó sonriente
  • Alguna vez he dejado de hacerlo? - Murmuró anotando con rapidez las palabras del profesor
  • No, nunca. -
Para alivio de todos los alumnos, el timbré sonó como si se tratase de una liberación. En el pasillo, se formó una pequeña estampida de alumnos que ansiaban salir al exterior.
  • Bueno, media hora de semi libertad – Comentó Cristina ya en las escaleras del centro
  • Si, media horita. - Dijo una chica mientras se sentaba a su lado, sacando una caja de cigarrillos.
  • No me cansaré de decirte que lo dejes Dia.-
  • Y yo no me cansaré de decirte que no es asunto tuyo Cristina. Es mi vida. - respondió alterada
  • Pues si no quieres que yo forme parte de ella dímelo, no habrá quejas.
  • Buuueno, bueno, ya está. Dejemos ese tema, que ya hubo bastantes discusiones por ello. - Resopló Ariadna. - Me gusta tu camiseta Miriam, donde la compraste?
    - Gracias, creo que en Bershka. - respondió la chica que se sentaba al lado de Cristina.
Se formó un silencio incómodo que desapareció cuando llegó una chica morena, alta, que sonreía mientras bajaba por las escaleras.
  • Y este silencio? Por que habéis discutido ya? - Comentó alegre nada mas llegar
  • Nada, estas dos otra vez, con el tema del tabaco. - Suspiró Ariadna
  • Dejala Cris, ya verás como cuando ya no le dé el dinero para salir lo deja –
  • Si, eso seguro Sabe. – Respondió Cristina mientras todas reían
  • Parad ya eh? Cansáis mucho. - dijo Diana, suspirando.
  • Bah, no te piques Diana, estamos de broma. – Dijo Cristina
  • Voy a por una Coca-Cola, vuelvo ahora. -
Miriam se levantó y entro en el instituto, y Sabela ocupó su lugar al lado de Cristina. 
  • Por fin! Bueno, entonces, mañana le compramos el regalo no? - Preguntó Cristina con emoción
  • Por mi perfecto, en el NTC a las 16:00 no? - Confirmó Ariadna
  • Esto... yo no creo que pueda, esta noche salgo con Rafa, y bueno, paso la noche con el así que... Llegaré muy tarde a casa... - Dijo Diana bajando la mirada al suelo
  • Pues hija si te pasas la noche dándole al tema y bailando, te jodes y madrugas.- Respondió Cristina enfadada
  • Que quieres que vaya muerta de sueño? Además tenemos que quedar mañana por que tu el sábado no puedes...-
  • Vas como te dé la gana pero vas, y si no quedamos el sábado es porque ya había organizado eso desde hace mucho... - 
Sus amigas observaban sin intervenir, como si fuese un partido de tenis. Ya estaban acostumbradas, y esas discusiones surgían constantemente entre sus amigas a pesar de lo muchísimo que se querían.
  • Rafa es mi novio, y el también merece parte de mi tiempo! - gritó Diana al quedarse sin argumentos.
  • Te pasas el fin de semana en su casa, y anteayer también estuviste con el! Solo te pido que a las 16:00 estés despierta. Adelantáis un poco la cosa y ya está...
  • No entiendes nada, Cristina, nada. - Dijo frunciendo el ceño. Se levantó y lanzó el cigarro al suelo aplastándolo con el tacón de la bota. Entró en el instituto a la vez que salía Miriam que la miró extrañada.
  • Y a esta que mosca le ha picado? - Preguntó
  • Nada, que Cristina ya la jodió – Dijo la chica de pelo negro, que, hasta ahora había permanecido en silencio. Se levantó y fue en busca de Diana.
  • Ahora soy yo no Ariadna?- Dijo indignada Cristina.
  • Dejala, sabes que siempre se pondrá de su parte. Entramos, aquí empieza a hacer frío. - Respondió su amiga pasándole un brazo por los hombros.
  • Esta bien. Tu mañana vienes no Sabe?
  • Sii!
  • Ir a que? - Preguntó Miriam extrañada
  • Esto... Nada, es por el trabajo, el de física. Ya sabes...-
  • Ah si. -
Las tres chicas entraron en el centro y subieron a las aulas.




Se movió de un lado a otro de la cocina inquieta. Agarraba el móvil con fuerza y suspiraba cada vez que miraba el reloj. Tras cinco minutos de movimiento se apoyo sobe la encimera y volvió a marcar el ocupado número. “Le atiende el contestador de Diana...” La señora volvió a colgar y cogiendo el bolso salió de casa preocupada. Se despidió a las siete de la mañana de su hija y desde entonces no había vuelto a saber de ella. Eran las doce de la madrugada. Vagabundeo por la ciudad, como si su hija fuera a aparecer milagrosamente en una de las calles. Y para sorpresa de la señora la encontró. Si no estuviese buscándola jamás habría imaginado que esa era su hija, pero cuando vio una mecha rosa colgando de un banco paró en seco y bajó a la velocidad del rayo.
  • Diana pero que haces aquí...- Dijo angustiada la mujer palmeando suavemente el rostro de su hija
  • Dejame... Estoy bien... - Respondió sin tan siquiera abrir los ojos. - márchate mamá, Rafa está a punto de venir hoy duermo con el...-
  • Vas a dormir tu con él si... -
La señora marcó otro número de teléfono con lágrimas en los ojos.
  • Dime Mercedes
  • Ay, Fernando por favor, necesito que me ayudes. Acabo de encontrar a Diana en la calle, esta medio inconsciente, por favor ayúdame...
  • Que quiere? No te entiendo?
  • Estas borracho otra vez?
La llamada se cortó y la mujer suspiró. Jamás cambiaría. Diana lo había pasado fatal con el divorcio, y en vez de tomar el camino de su madre, tomaba el de su padre. La mujer estaba cansada de recoger a su marido de la calle, como para tener que hacerlo con su hija. Resopló mientras levantaba a la chica en peso y la metió en el coche. Arrancó mientras marcaba otro número de teléfono.



Lanzó el ordenador a un lado de la cama y sacudió la manta tratando de encontrar su Smartphone.
  • No cuelgues no cuelgues...- murmuraba nerviosa – aquí esta... Diga? Si, ahora mismo.
Colgó frunciendo el ceño y sacudió la cabeza escondiendola tras las rodillas. Se calzó y cogiendo la cazadora salió corriendo de su pequeña habitación.
Le temblaban las piernas mientras trataba de manejar los pedales del todoterreno. No solo por el echo de que su amiga estaba en el hospital, si no también porque estaba mas acostumbrada a su mini, que al enorme coche de su padre. Pero, como tan comunmente pasaba, Pedro, había cogido su coche sin permiso y sin carné. Suspiró, y aparcó sobre la acera. Cogió la blackberry rosa y envió un mensaje a Ariadna. “Baja ya.”
Cinco minutos después la chica salia corriendo del portal con lágrimas en los ojos. Subió al coche y se abrochó el cinturón sollozando.
  • Relajate Ari. Te alteras demasiado. Además tu siempre apoyas que salga de fiesta y se emborrache a mas no poder. - dice Cristina
  • Joder, puedes dejar de restrgármelo? Como si no estuviese ya suficientemente mal...
  • Que te den Ariadna.
El resto del camino continúa en silencio. Tras dos paradas mas para recoger a Sabela y Miriam, se van directas hacia el hospital. En el coche reina una tensión evidente que Miriam no tarda en romper.
-Ya discutisteis de nuevo no?
  • No es eso Miriam, pero al fin y al cabo que no llore cuando no hace nada por remediarlo...
  • No seas tan mala Cris... - Dice Sabela con voz tranquilizadora.
  • Ya, claro, aquí como Cristina es la que siempre dice lo que piensa, siempre es la mala no? -
  • No es eso, simplemente que ella no quiere meterse en su vida, pero eso no quiere decir que no le afecte -
  • Bah...-
    De nuevo, el silencio reina en el coche.
    Aparcan frente al hospital y bajan del coche. Se dirigen a la zona de urgencias y se encuentran con la madre de Diana caminando nerviosa de un lado hacia otro.
  • Por fin llegasteis. Me la encontré en la calle hace una hora, tirada en un banco, no razonaba, dios mio, decía que Rafa le recogería ai dios, no se que será de ella. - Sollozaba la señora, histérica.
  • Tranquila, seguro que se pondrá bien. - replicó Ariadna.
De nuevo, la señora se sentó en las incómodas sillas de la sala de espera y las chicas se apoyaron sobre la pared suspirando. Pasaron dos horas hasta que apareció el médico. Se acercó a la madre de Diana y habló con ella en susurros. Mercedes se acercó a ellas.
  • Dice que aun no saben nada, que las próximas horas son fundamentales. Si no despierta, es probable que entre en estado de coma. - La mujer está al borde de las lágrimas. Ese borde, no tarda en romperse.
Se crea un incómodo silencio entre todas, que es interrumpido por la vibración de una Blackberry. Cristina saca el móvil del bolso y sonrie al leer el mensaje.
Recuerdas como empezó todo? “
Claro que lo recuerda, piensa.
Se sentaron sobre las toallas y dejaron las bolsas a un lado.
  • Cristina...-
  • Si Sabe?-
  • Si miras detrás, con disimulo, hay un tío muy muy potorro que no deja de mirarte -
Cristina sonrió sacando un libro de la bolsa se tumbó boca abajo simulando leerlo. Lentamente levantó la vista y la cruzó con la de el. Marcaba unos abdominales muy trabajados, y un cuerpo envidiable. El pelo corto, en semi melenita castaña y ojos azules. Ojos que la miraban. Bajó la vista de nuevo y suspiró. Sabela se colocó en la misma posición que ella y susurró:
  • Que, está, o no está?
  • Está está...-
Se quedaron en silencio y mientras Sabela hablaba con Diana, Cristina se dedicaba a mirar al chico de reojo. De pronto, cuando volvió a levantar la vista, recibió el golpe de la arena en la cara. Le acababan de lanzar arena! Pero como se atrevían! Fingió no darle importancia y se levantó como si tan solo fuera a darse un baño. Volvió empapada con las manos tras la espalda. Caminó hasta las toallas, pero no paró ahí si no que siguió hasta el pequeño campamento de los chicos. Saludó con un guiño al potorro, ya sacando el cubo cargado de agua que escondía tras la espalda, se lo echó encima.
Un golpecito la sacó de sus ensoñaciones. El medico iba hacia ellas, y no con buena cara.

7 comentarios:

  1. Me encanta lo que llevas! Genial! Muchísimo ánimo, enserio, la historia es genial.

    Un beso <3

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  2. ¡Está genial! Dios, no puedo esperar al siguiente...
    Oyeoye, no te pases con Diana, si luego no quieres que yo me pase con Peeta, ehh ¬¬

    Sigue así, que ya me tienes más que enganchada ;)

    Un beso y un abrazo <3,
    VeranoNumero16

    http://veranonumero16.blogspot.com.es

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    1. Oooooooooi, graacias :33 Si, hoy subo el siguiente! Jaja tranquila no me voy a pasar, (demasiado) jajaja :))
      Muchas graciaas, a ver cuendo subes el 26 e.e

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    2. Bua, ¡que ganas! Ya me vas a tener a mí por la noche esperándolo, eh e.ê
      Más te vale no pasarte, SI NO ME VENGARÉ, jajajajaja ;)
      Sí, bueno, probablemente suba un adelanto este fin de semana.

      Otro abrazo,
      Verano Número 16

      http://veranonumero16.blogspot.com.es

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  3. Está muy bien, Historiadecinco. Me ha gustado mucho, la verdad :) Voy a leerme el siguiente, ¡y espero pronto el 3! Ya tienes una seguidora más ^^

    Besos, guapa!

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    1. Aww, muuchas gracias *-* Me alegro, jo estos comentarios me alegran el día (aunque es de noche jaja) Si, lo subiré prontito! Muchas gracias :33

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